El mercado laboral
es una fuente de rechazos y discriminaciones por cuestión de género. Este mismo dato se refleja en la tasa de actividad laboral: el 64,45% entre los hombres
y el 53,08% entre las mujeres. También se observa en la brecha salarial, los sueldos de las mujeres son un 22,8% más
bajos. El techo de cristal es un hecho: las mujeres representan solamente el 18% en los consejos de
administración de las empresas por Carla Martínez Ballart
Todos estos datos son la consecuencia lógica de lo que ya
pasa a la puerta de entrada al empleo: según el experimento del Observatorio Social de la Caixa sobre
discriminación de género en el mercado de trabajo denuncia que las mujeres de entre 37 y 39 años tienen en promedio un 30% menos de posibilidades de ser convocadas a una entrevista de
trabajo que los hombres en sus
mismas condiciones.
Para
realizar el experimento los investigadores M.José González, Clara Cortina y Jorge Rodríguez de la Universidad Pompeu Fabra (UPF) se han
basado en un estudio de campo en el que enviaron hasta 5.600 currículums falsos de personas de entre 37 y 39 años a 1.372 ofertas de empleo de Barcelona y Madrid. Analizaron los
resultados según tres sencillas variables: el género, el grado de
calificación y la situación
familiar (si se tienen hijos o no). En términos generales, los candidatos masculinos del experimento
obtuvieron mejor nivel de respuesta
que las mujeres: el 11% fue citado a una entrevista de trabajo, mientras que entre ellas el
porcentaje se redujo al 7,7%.
Esta discriminación
de género se incrementa en las candidatas cuyas tienen hijos, y se reduce, aunque no desaparece por completo, cuando
tienen mayores aptitudes. Las mujeres
sin hijos tienen un 23,5% menos de probabilidades de contratación que los hombres en idénticas circunstancias, pero cuando estas
son madres la cifra aumenta hasta el 35,9%
de diferencia entre ambos sexos.
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Representación gráfica de las posibilidades de ambos sexos al acceder a una cita de empleo (FUENTE: Observatorio Social de La Caixa) |
Para
los tres expertos, estos resultados
demuestran que en el mundo laboral
la mayoría se sigue moviendo por los
estereotipos hacia las mujeres. De esta forma, cuando ellas se
escapan del perfil base –sin hijos y con muy buen expediente–, la discriminación
se reduce considerablemente. Pese a esto, no parece una casualidad que las mujeres sigan arrastrando peores tasas de ocupación y sufran, de forma
generalizada, peores condiciones
laborales en forma de jornadas
reducidas y temporalidad.
Durante 2017, cerca del 67% de la
población femenina tenía trabajo,
doce puntos por debajo de la tasa masculina.
Ellas, además, multiplican por tres
la tasa de parcialidad de los hombres.
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