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TADE y Mol-Matric: La cooperación entra en juego

La pequeña empresa catalana, representada en este caso por Mol-Matric y Tade, dos empresas del sector industrial y que trabajan en paralelo, se desnuda delante de los estudiantes de la Universidad Autónoma para reafirmarse como uno de los pocos supervivientes que todavía creen en la cooperación empresarial, y que lo entienden como un beneficio compartido en un sector de gran competencia internacional, de Júlia Bonilla y Aleix Mata.


Este reportaje, analizará en clave periodística qué supone una empresa de este calibre en tierras catalanas, a qué se dedican exactamente pasando por la historia de una de ellas, para posteriormente enumerar y explicar los retos y dificultades que tienen los dos grupos de cara el futuro.


El primer contacto

Los dos empresarios, Ramon Alberich, director de Tade, y Eduard Morell, director técnico de Mol-Matric, se presentan a los estudiantes delante de sus respectivas empresas. La imagen de unidad, poco frecuente en el sector industrial de la pequeña empresa, es acaparadora. Los dos, intentan exportar una idea de negocio propia, dentro de un sector muy especifico, y con una competencia muy rigurosa en el extranjero. Morell, muy crítico con el modus operandi de la contratación de servicios por vía telemática, valora la necesidad de proteger el producto interior.  Los dos coinciden en que la cooperación es su gran aliado, en factores económicos y también de optimización de tiempo. Con un ciclo de producción de hasta un año y medio es necesario el entendimiento, aunque como si se encontrara frente a la competencia, Morell, prefiere negar la toma de fotografías en el interior de su fábrica. En lo que respeta a Alberich, no expone nada al respecto. 

La historia

Tade es una empresa familiar fundada en 1963. Su objetivo principal consiste en conseguir la confianza de sus clientes y convertirse en el mejor de sus colaboradores, para incorporar sus productos en la cadena de producción. La experiencia, la tecnología y el factor humano es su filosofía a seguir para conseguir el éxito. 

La empresa cuenta con un total de tres plantas de producción en Europa gestionadas de tal manera que son capaces de trabajar a distancia. Dos de ellas se encuentran en España, con una superficie de 4.600 m2. La tercera está ubicada en Eslovaquia, con una superficie de 1.600 m2, un factor que garantiza una mayor cobertura de servicio para todos sus clientes.

En el presente, las industrias automovilísticas, de electrodomésticos y de refrigeración son los principales mercados para sus productos que se distribuyen tanto en el mercado nacional como en el extranjero. Casi el 20% de la producción de la empresa se vende en los mercados internacionales, especialmente en países como Francia, Italia, Portugal, Alemania, Turquía y Brasil. Aunque como cualquier empresa ha pasado por algunas crisis, Tade presume orgullosa de formar parte de "uno de los sectores más estables".




Fábrica de TADE en Barberá del Vallés, Barcelona. (Imagen: Júlia Bonilla)

La empresa cuenta con una gran experiencia en la estampación de piezas metálicas, el diseño y la fabricación de troqueles. "Partimos de una plancha de acero como materia prima. Esta plancha la pasamos por la matriz, que la deforma y reproduce la pieza que deseamos obtener", declara Alberich. Mediante una producción personalizada para cada cliente, TADE se propone la innovación como principal meta para conseguir una mayor competitividad en cuando a calidad y servicio.

La empresa cuenta con una producción mayoritariamente automatizada, con grandes matrices que deforman y dan forma a las piezas de acero. El nivel de automatización es tal que no es necesario que un operario esté constantemente pendiente de la fabricación de la pieza. No obstante, sí que se dan partes en el proceso de producción en las que es necesario que un trabajador lleve a cabo una determinada tarea, ya que la robotización no comporta márgenes de beneficio. 
Un operario de TADE. (Imagen: Júlia Bonilla)

Aunque tal y como se ha explicado la mayor parte de la producción de la empresa la llevan a cabo máquinas programadas, Tade presume de contar con una plantilla altamente cualificada e implicada, capaz de trabajar en equipo para completar eficientemente la cadena productiva. Según Alberich, "todos los operarios están formados conforme pueden trabajar en cualquiera de las partes del proceso".

Tade tiene como base de su política, entre otros, el respeto al entorno y la competencia en todos los aspectos medioambientales. Por ello, los residuos de acero sobrantes de la producción los envían a una empresa especializada para fundirlos y convertirlos de nuevo en piezas de acero para su reutilización.


Una de las matrices de TADE. (Imagen: Júlia Bonilla)


La despedida 

Una vez terminadas las visitas, los dos empresarios acabaron sus discursos en la zona de plenos de Mol-Matric.  








Tras el discurso de Morell, Alberich presume de seguir "aquí", en un mundo globalizado como el actual, donde la competencia no se desequilibra por unidades de producción, si no por los prejuicios que te encuentras donde estas situado: "Sigo creyendo en la industria catalana, pero aquí hay muchas penalizaciones para el empresario que nos hace ser menos competitivos". Respecto a la pequeña empresa, creen que es la mejor forma para seguir con su filosofía, pero sin la cooperación es imposible ganar contra los gigantes empresariales, especialmente en el sector automovilístico.