El cambio climático es el actor principal de las catástrofes naturales. Una consecuencia con nuevos costes y retos para las sociedades del siglo XXI
El cambio climático es, desde hace varios años, una realidad que el ser humano no debe omitir. Muchos científicos y políticos intentaron obviarlo por un tiempo, pero las evidencias son demasiado notorias. La gran cantidad de catástrofes naturales que han ocurrido los últimos años son una demostración implacable de que el cambio climático está teniendo consecuencias cada vez más peligrosas y destructivas.
![]() |
Sequía extrema por culpa del cambio climático. Fotografía extraída de Center for Climate Research |
¿Cómo hemos llegado hasta aquí? ¿Por qué no hicimos algo antes? La respuesta, si bien es muy simple, está directamente relacionada con el ser humano y su obsesión por maximizar la intervención de sus recursos naturales. Las ansias de poder son tales que nadie se detuvo a pensar, hace unos años, que las industrias, las fábricas, la explotación del medio ambiente y la destrucción de la naturaleza llevaría poco a poco a nuestra propia destrucción.
“El crecimiento del ámbito industrial se dio con mucha velocidad. Trajo consigo el crecimiento de la economía a nivel mundial y, al producir tanta ganancia, los
empresarios decidieron seguir sacrificando la naturaleza para su propio beneficio”. Así lo comenta Thomas Cudden, un joven ambientalista irlandés que contribuye en diferentes iniciativas de concienciación en cuanto a la urgencia de cuidar el medio ambiente. No es que el cambio climático haya afectado a la economía, es que la economía ha sido lo que principalmente ha propiciado las condiciones para que el cambio climático haya ocurrido con tanta agresividad.
En la misma línea, David Alemany, arquitecto de profesión y licenciado en Ciencias Ambientales por la Universidad de Barcelona considera muy importante no causar a toda la actividad económica como el único o principal responsable del cambio climático y sus consecuencias, ya que eso resta credibilidad aquellos que luchan por probar científicamente sus investigaciones. Alemany destaca la diferenciación entre los mitigacionistas, partidarios de rebajar las emisiones de CO2, y los acceptionistas, entre los que se enmarca, partidario de reconocer los daños irreversibles frente al clima para apostar con más fuerza hacia a uno de los fenómenos más importantes de los últimos años, el desarrollo sostenible.
Cudden afirma que, en su opinión, ha sido el ritmo tan acelerado con el que ha ido avanzando y evolucionando la tecnología lo que ha ocasionado el cambio climático. Las grandes fábricas, la producción masiva -lo cual genera toneladas innumerables de desechos- y la falta de educación sobre el reciclaje son causantes directos del cambio climático.
Las grandes catástrofes ambientales son la demostración principal -y la más terrorífica- de la necesidad de implementar cambios en la sociedad y en las políticas de los países para intentar revertir, o al menos ralentizar, las consecuencias del cambio climático.
Debido a que cada vez son más frecuentes estos desastres naturales, los gobiernos de los países del mundo y las diferentes organizaciones internacionales han ido implementando cada vez más medidas de precaución para que la sociedad pueda organizarse e intentar evitar la mayor cantidad de pérdidas humanas y materiales a la hora de cualquier situación de crisis.
Las medidas contra el cambio climático son normalmente tomadas a nivel global. Nuestro país, junto con el resto de Estados Miembros de la Unión Europea participa activamente en el proceso de negociación internacional a través de las reuniones anuales de las Partes de la Convención y del Protocolo de Kioto. Tal como afirma el ministerio para la transición ecológica se debe dar “una respuesta multilateral en el contexto de Naciones Unidas es la Convención Marco sobre Cambio Climático (CMNUCC)”. Esta convención, existente desde 1994, quiere estabilizar las concentraciones de gases de efecto invernadero en un plazo suficiente para permitir que los ecosistemas se adapten naturalmente al cambio climático, asegurando que la producción de alimentos no se vea amenazada y permitiendo que el desarrollo económico sea sostenible. También quiere reforzar la conciencia pública sobre los efectos nocivos del cambio climático causado por el hombre.
Uno de los acuerdos principales a nivel mundial es el conocido Protocolo de Kioto. Este es un tratado internacional establecido en 1997 con el objetivo de disminuir las emisiones de gases que provocan el efecto invernadero y en, grandes líneas, es la puesta en marcha de los principios de la CMNUCC. Fue ratificado y entró en vigencia en 2005. Tiene dos períodos: el primero de 2012-2013 y el segundo que continuará hasta 2020.
Centrándonos en el aspecto de recursos económicos destinados a intentar apaciguar el cambio climático destaca el Acuerdo de París 2015, que ya estableció la necesidad de movilizar 100.000 millones de dólares al año para combatir el cambio climático.
Según la Comisión Europea en su Acción por el Clima, del presupuesto de la UE para el periodo 2014-2020 debe destinarse a proteger el clima al menos un 20% (hasta 180.000 millones de euros), sin contar con los fondos que destine a este fin cada país miembro. Por otro lado, Acción por el Clima tiene otra misión, la de gestionar un programa de 864 millones de euros para implementar formas innovadoras de responder a los desafíos climáticos. Este dinero debe garantizar los siguientes objetivos en 2030: la reducción de al menos el 40% de las emisiones de gases de efecto invernadero con respecto a 1990; al menos el 27% del consumo total de energía procedente de energías renovables y el incremento de al menos el 27% de la eficiencia energética. Por otro lado, no solo hay que pensar que las medidas para luchar contra el cambio climático conlleven sólo destinar una cantidad determinada para ello, sino también tomar otras medidas como por ejemplo las tomadas en julio del 2018 por el Banco de Inglaterra alentado a nombrar evaluadores de riesgos ambientales en las carteras de inversión de las organizaciones. También la de la Caja de Depósitos francesa que ha decidido detener cualquier inversión en una determinada empresa si se acredita que el 10% de su volumen de negocio se sustenta en la contaminación.
Uno de los países que ha tenido más avance en lo que a prevención de desastres naturales se refiere es Japón. El Estado nipón se vio azotado por un terremoto de 8,9 grados en la escala de Richter y luego por un tsunami ocasionado por dicho terremoto en el año 2011. Esta terrible catástrofe acabó con la vida de centenares de personas y dejó pérdidas económicas multimillonarias. A raíz de esto, Japón ha ido implementando diferentes acciones para intentar evitar las pérdidas humanas y materiales en el caso de otro desastre natural de tal magnitud. Un hecho que determina la necesidad de acciones vinculantes.
“ Las catástrofes naturales son una de las principales amenazas de los países desarrollados, y frente a ellos, ya no valen medias tintas”
A continuación analizamos las principales amenazas a partir de los catástrofes ambientales más importantes a escala internacional a nivel de repercusión mediática, defunciones y pérdidas materiales.
“ Las catástrofes naturales son una de las principales amenazas de los países desarrollados, y frente a ellos, ya no valen medias tintas”
A continuación analizamos las principales amenazas a partir de los catástrofes ambientales más importantes a escala internacional a nivel de repercusión mediática, defunciones y pérdidas materiales.
En el 2015 Japón fue la sede de la tercera conferencia de la ONU sobre la prevención frente a desastres naturales. En este momento se destinaron casi 4.000.000 € para la formación de aproximadamente 40.000 personas en capacitación y cooperación internacional frente a este asunto.
Al estar en una zona tan propensa a las inundaciones, a terremotos y a actividad volcánica, en Japón se ha instalado una gran cultura de prevención de riesgos. Es algo que forma parte de la sociedad y que ha sido impulsado desde el gobierno japonés. Uno de sus íconos es la torre Tokyo Sky Tree. Este impactante edificio de 634 metros de altura no es famoso únicamente por su tamaño, también lo es por ser una obra arquitectónica diseñada específicamente para soportar seísmos. Otra de sus funciones está relacionada con las alarmas, pues desde esta torre se transmite información en caso de catástrofes naturales.
Desde los altercados de 2011, el país asiático ha mantenido un gran compromiso con la prevención de su territorio. En su agenda medioambiental suscita un gran interés por bajar sus niveles de contaminación ambiental, además de grandes proyectos de prevención como el nuevo satélite H-2A. El sucesor del Ibuki en materia espacial, encargado de controlar los índices de gases de efecto invernadero vinculados al calentamiento global, según informa La Jornada.
Al otro lado del pacífico, los incendios arrasan a los grandes de la economía mundial. Países con recursos, es decir, con grandes dotaciones para la extinción y que, sin embargo, arden durante días, destruyendo inmensas superficies con terribles pérdidas ambientales, económicas. “Los incendios devastadores son cada vez más frecuentes”, asegura Jordi Camprodon, doctor en biología y naturalista de vocación. “Cada vez hay más episodios de altísima gravedad que comporta desalojos masivos, pérdidas de bienes, personas fallecidas y miles de hectáreas calcinadas”, detalla el investigador del Centre Tecnològic Forestal de Catalunya (CTFC).
Los especialistas coinciden en que el calentamiento global es responsable de esas condiciones meteorológicas extremas. “El planeta ha sufrido un aumento de las temperaturas y menos lluvia, creando un paisaje más seco, lo que permite que los incendios se propaguen más rápido” explica Camprodon. El fuego tiene más combustible para arder por más tiempo y con mayor intensidad.
California, al igual que gran parte del oeste, obtiene la mayor parte de su humedad en otoño e invierno. Su vegetación pasa gran parte del verano secándose lentamente debido a la falta de lluvias y temperaturas más cálidas. Esa vegetación actúa entonces como origen de incendios. Durante el 2018, un total de 7.579 incendios quemaron un área de 6.749,57 km² de la superficie terrestre del Estado de California (EEUU) y fueron considerados unos de los más destructivos jamás registrados, según el Departamento Forestal y de Incendios de California. Fuentes del Centro Nacional de Incendios Interagentes, cifran a más de US$ 2,975 mil millones en daños, incluyendo también US$ 1.366 mil millones en costes de extinción de incendios. La ola de fuegos incluyó el Camp Fire, considerado el más mortífero (cobrando la vida a 85 personas) y destructivo (más de 6.700 edificios quemados) en la historia del estado vinícola. Anteriormente el Griffith Park Fire ostentó el título por cobrarse la vida de 29 personas en octubre de 1933.
La cosa viene de largo pero la magnitud de los incendios en los últimos años ha comportado que el Departamento de Vivienda y Desarrollo Comunitario aumente su presupuesto de prevención hasta los 212 US$ a través del Plan de Acción CDBG-DR. Esta resolución, vinculante a partir del Acuerdo de Adaptación al Cambio y Resiliencia (ICARP) de la ley del Senado 246, un ejemplo del consenso gubernamental frente al clima pese a las intenciones negacionistas del actual presidente, es una respuesta conjunta y coherente que surge del Marco de Recuperación ante Desastres en California. Según Verisk Analytics, una calificadora de riesgos, orientado a proteger las más de 2.000.000 viviendas (el 15% del total) en riesgo por los incendios forestales. El Plan también a puesto su huella en la economía, obligando a los constructores en aumentar el coste de la vivienda en 30.000 US$ para adaptar las viviendas a las necesidades climáticas, además de centrar las ayudas para eliminar los barrios marginales preexistentes y destruidos por los incendios.
Por último, nos vamos a los extremos, donde el aumento global de dióxido de carbono (CO2) en la atmósfera, debido a la continua quema de combustibles fósiles como el carbón, el petróleo o el gas natural contribuyen a la creación de una capa de CO2 que obstruye la evacuación de la radiación infrarroja. Este fenómeno tiene una incidencia directa sobre los tsunamis o incendios forestales, pero tiene una especial relevancia en el aumento de la temperatura de la tierra, el deshielo del Ártico se acentúa.
A pesar de los numerosos estudios científicos realizados en la región del Ártico, las investigaciones sobre este fenómeno aún distan de finalizar. No obstante, según Greenpeace hay indicios que indican una relación directa entre el deshielo ártico y el cambio en los patrones de circulación atmosférica, la circulación oceánica y los gradientes térmicos del hemisferio norte. Es decir, la pérdida del manto de hielo del Ártico no solo afecta a los ecosistemas locales, sino que también repercutirá en los ecosistemas mundiales.
Pese a los hechos documentados en esta investigación a través de las tres principales catástrofes ambientales que ha provocado el cambio climático, los negacionistas no dan su brazo a torcer .El presidente de E.E.U.U., Donald Trump, y miembros clave de su Gobierno ya han demostrado en numerosas ocasiones que no creen en el cambio climático. Tal y como informa el diario ABC, en 2017 Trump anunció que abandonaría el Acuerdo de París y parece devoto de explotar los recursos fósiles disponibles en la región ártica para frenar el avance de otras potencias.
“El cambio climático es consecuencia directa del comportamiento del ser humano”
Mientras el mundo se disputa los casquetes polares, los científicos buscan la manera de frenar el deshielo. El físico Steven Desch presentó en 2017 una solución para los problemas que afectan al Ártico. Junto a un equipo de la Universidad Estatal de Arizona, propuso reponer el hielo marítimo que está disminuyendo mediante 10 millones de bombas de viento ubicadas en el casco polar ártico. En invierno, las bombas regarían la superficie del hielo con agua, que se congelaría y aumentaría el grosor de la superficie, pudiendo añadir un metro extra de espesor al casco polar, según informa eldiario.es. El proyecto, que asciende a casi 500.000 millones de dólares, aún no ha sido aprobado.
Igualmente, se plantean iniciativas políticas desde instituciones y organizaciones diversas. En 2016, la Comisión Europea junto con el Alto Representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Políticas de Seguridad adoptaron una política integrada con el objetivo de proteger y preservar el Ártico, fomentar el uso sostenible de los recursos y el desarrollo económico e intensificar la cooperación internacional. Por su parte, la ONG ambientalista Greenpeace está llevando a cabo la campaña ‘Salvemos el Ártico’ con la que pretende “la creación de un santuario global en el Ártico que lo proteja de las prospecciones petrolíferas, de la pesca industrial y del tráfico marítimo en las nuevas vías creadas por el deshielo”.
Como hemos demostrado a lo largo del presente reportaje, algunas de las grandes catástrofes naturales del mundo son consecuencia clara del cambio climático al que se enfrenta nuestro planeta. Y, todavía más perturbador, el cambio climático es consecuencia directa del comportamiento del ser humano. El sobre consumo y, consecuentemente, la sobreproducción son las razones principales de la muerte lenta de la Tierra.
Las catástrofes naturales más importantes son el reflejo nítido de la necesidad urgente de implementar soluciones inmediatas para tratar de evitar la suerte que nos espera. Ante el pánico que emana en una sociedad que detecta lo que se avecina, los gobiernos e instituciones de todo el mundo han creado e implementado con el transcurso del tiempo diversas medidas como supuesta solución a nuestros propios errores. Sin embargo, en la práctica y por norma general, dichas medidas actúan más como sedante de la revolución global. #FridaysForFuture es una iniciativa que quiere dar respuesta a estos hechos. La joven activista Greta Thunder empezó en solitario cuando inició una huelga escolar por el clima fuera del edificio del Parlamento sueco en agosto pasado. Sus padres trataron de disuadirla. Los compañeros de clase se negaron a unirse. Un año más tarde, la imagen no podría ser más diferente: en la actualidad, en las principales ciudades del mundo, se celebran cada viernes estas reivindicaciones.
La periodista y activista Naomi Klein explicaba en 2015 que al haber aplazado la cuestión del cambio climático por tanto tiempo nos encontramos ante una situación en la que no hay más remedio que aplicar soluciones radicales. “No es demasiado tarde para impedirlo, pero es necesario un cambio radical en nuestro sistema económico y político y esto desafía la lógica del crecimiento, que está en el corazón de nuestro modelo económico”, afirmaba en el Círculo de Bellas Artes de Madrid. “El cambio climático es la contranarrativa más poderosa que tenemos frente al capitalismo”. Sin embargo, para resolver el problema no podemos estrechar la mano de las empresas de combustibles fósiles ni buscar soluciones basadas en el mercado. “Las empresas pueden cambiar de modelo de negocio, pero no lo van a hacer hasta que las leyes nacionales amenacen su manera de obtener beneficios”.
Una de las teorías de Klein es que la lucha contra el cambio climático puede llegar a ser la oportunidad perfecta para, por ejemplo, generar empleo y viviendas dignas o para que los colectivos menos desarrollados tengan acceso garantizado a agua dulce y a energías renovables. Nosotros no podríamos estar más de acuerdo.
España es uno de los países en los que más división existe entre el poder económico y la agenda climática. La crisis ha sido la excusa perfecta para dejar de lado los problemas ambientales. Por ello, para reducir las emisiones contaminantes y combatir el cambio climático es necesario llevar a cabo un llamamiento a los movimientos sociales, que las personas recuperen el control del sistema energético y regulen a las multinacionales, no a la inversa. Klein afirma que “la gente no necesita liderazgos ideológicos o dogmáticos, necesita mecanismos y herramientas para resolver sus problemas”. Las personas contamos con las herramientas necesarias para declarar una crisis ambiental, pero debemos usarlas.
Comentarios
Publicar un comentario